lunes, 24 de enero de 2011

Despedida en el Espacio, que no en el Tiempo


"Existe un placer en la amistad pura, que no pueden alcanzar aquellos que son mediocres" (Jean de la Bruyére).

En una mañana como otra cualquiera, sin ser diferente pero con un matiz de cierta tristeza, se despiden por un tiempo 2 amigos; diría más bien hermanos.

Hermanos de penurias, confesiones, cachondeos y sinsabores desde la rutina del día a día. Sin quererlo, se hicieron amigos por otros amigos, a los que se echa de menos, pero que no se suelen ver o escuchar tanto como se quisiera. 

Compartieron secretos e ideas para cambiar el mundo, desvelaron sus personas desde la confianza que da el luchar por los sueños de cada uno, por ser felices. Ahora, hoy, llega el momento de una despedida, y para mi por raro que parezca es como si se fuera un hermano.

A pesar de ser un friki,  que muchas veces repite lo que me dijo el día anterior, invitando  a este "niño que sueña" a cafés o cervezas, por estar siempre sin un duro, o que se le olvide avisarme, o pudiese no darle tanta importancia a esta amistad.

En un mundo que no comprendo, o mejor dicho odio cuando veo que todos se limitan a pasar el día a dia, sin ver la imagen real de la otra persona, sin darse cuenta de que somos algo más que un "mito de la caverna".

Ahora, me surge la necesidad de escribir lo que siento, y que por...no se, creer que uno se muestra más débil por ser como se es, no lo hace en persona. Siento que se van unos años, y comienza otro tiempo de andar solo y de intentar no sentirme solo. Saldré adelante, siempre lo hago, ¿no?

Toca seguir con los sueños de querer cambiar un mundo sintiéndome en la encrucijada de caminos: por una parte, aquellos que consideran que solo sirvo para ayudar; otros que, solo se molestan en decir palabras rutinarias, sin escuchar, y aquellas pocas personas que intentan vivir sintiendo realmente lo que viven, buscando algo que no encuentran, sin demasiadas condiciones, pero siempre con una mirada limpia y abierta al otro.

Llega el momento de la despedida, de la distancia, del recuerdo...no pensaba la verdad sentirme así. Supongo que es la edad, como dice Fito en una de sus canciones, llega un momento en que te puedes dar el lujo de no fingir y ser como eres, da igual lo que piensen los demás, aunque eso no quita que no le duela a uno muchas veces la incomprensión, o los ataques para defenderse de no se que demonios interiores.

Bueno, solo puedo decirte una cosa Emilio: Sigues contanto conmigo para lo que necesites, sea en Cadíz o donde coincidamos cuando sea. Eres junto con Damián y 2-3 personas más, el que más se ha molestado en escucharme, conocerme y apoyarme cuando hiciese falta. Otras personas solo tienen "partes de mi", y aunque siempre nos guardamos algo cada uno de nosotros, tu tienes un "mapa general" de este pringaillo.

Pocas veces en mi vida, he dejado aflorar mis sentimientos, prefiero que nadie sepa como me siento y dar lo mejor de mi, te llevas ese regalo de mi parte.

Buena suerte en Cádiz, y dales caña a todos aquellos que se aprovechen de los demás. Alfonso.




jueves, 20 de enero de 2011

OTRA CARTA QUE ME PARECE INTERESANTE

 Aunque parezca algo "flojo" estoy recibiendo correos interesantes, y me parece oportuno colgarlos en mi blog, independientemente de lo que yo escriba. Os incluyo el de una persona que piensa un poco.

Sábado 27 de noviembre de 2010
 
UN ATEO QUE MARCA LA X PARA LA IGLESIA CATÓLICA
 
El doctor José Manuel López es especialista en Oncología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (Cantabria). En un curioso artículo publicado ayer en la sección de opinión del Diario Montañés asegura que marca por convencimiento todos los años la equis en la casilla de la Iglesia Católica cuando hace su Declaración de la Renta. Y eso a pesar de declararse ateo:
 
"Mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales".
 
1.La Iglesia católica es históricamente la organización benéfica más eficiente. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.
 
2.Europa está obviando el catolicismo. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.
 
3.Estoy harto de la beligerancia que existe contra la Iglesia Católica en nuestra sociedad española. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jactaba de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica, no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria".
 
Doctor José Manuel López.

martes, 18 de enero de 2011

DE ARTURO PEREZ REVERTE: ME SUMO A SU CRÍTICA

Os envío un artículo de Pérez Reverte, probablemente el voz más autocrítica que hay en este momento en nuestro país.
Espero que os guste.


 
 
 
PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES 
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. 
 
Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. 
 
De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas. 

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. 
 
Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones. 

Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». 
 
Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. 
 
Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo. 

Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado. 


Arturo Pérez-Reverte 

sábado, 1 de enero de 2011

En la Mente del Corazón

Había una vez, un pequeño ruiseñor que buscaba el mayor tesoro de la vida.

Durante su corto tiempo entre los suyos, había descubierto el crecimiento de la vida a su alrededor. Había descubierto, que aprender no es siempre atender a sus mayores, que el respirar, el volar, el sentir, debe hacerse por un motivo, y que cuando ese motivo es impuesto por los demás, o está vacio de compromiso hacia los demás, no recompensa al que lo recibe.

Buscó entre los bosques de todo el planeta, siguió sendas recorridas por otros, luchó contra los elementos y recibió vientos y tempestades; esquivó enemigos, y recibió envites de otros compañeros de camino que pensó amigos y resultaron tristes cantores que se habían perdido a si mismos, y sin querer arrastraban a otros a una vida vacia y sin sentido.

Tras mucho tiempo, llegó a una tierra desconocida, en donde los árboles rezumaban una extraña sustancia que era recogida cuidadosamente, mientras estos se iban secando al darla a los habitantes de aquella tierra. Algunos habían perdido las alas, otros no sabían cantar, otras aves no tenían nada para dar salvo su amistad y su alegría, pero todos ellos eran felices, cada uno a su manera.

Sorprendido, se acercó a uno de ellos y le preguntó porque dejaban que los árboles muriesen, en su tierra eran venerados y cuidados con mimo y esmero. Un joven pajarillo, con años de sabio, le dijo que hacia mucho tiempo, en su tierra, aquellos que allí vivían habian aprendido a querer las cosas, las palabras y todo lo que les rodeaba sin pensar en porqué lo hacían, sin hacer nada más, sin sentir en sus corazones y su mente la razón  de sus vidas.

Los gigantescos árboles al darse cuenta de esto, lloraron amargamente, pues el mayor tesoro que podían dar, se había perdido y decidieron hacer un sacrificio para que sus habitantes recuperasen la razón.

Desde aquél día, decidieron dar su sabia, sin esperar nada a cambio, simplemente por ayudar a los demás, y hacerles ver lo que realmente importaba en la vida: el amor.

Ese es el mayor tesoro que podía darse, entregarse, regalarse, sufrirse por aquellas personas a quienes amas, por aquellas a quienes intentas amar, por un amor sin medida y con tal profundidad que ni el espacio mismo, o los oceanos pueden abarcarlo.

Y dentro de este amor, la perla selecta, el tesoro escondido, era el amor hacia aquella otra persona que haría que cambiases toda tu existencia solo por ser feliz junto a ella. 

Desde aquel día, el joven ruiseñor no necesitó buscar más el mayor tesoro de la vida, sino que decidió dar su vida llevando a su pueblo este mensaje junto aquella a la que entregó su corazón. Por cierto, si aún no la has encontrado o se resiste ¡No dejes de intentarlo!