domingo, 20 de noviembre de 2011

Pinceladas en el Corazón


La más inesperada de las llamadas en mitad de la noche, puede encender de nuevo el corazón y la alegría al escuchar la voz de alguien a quién pensabas perdida en el tiempo de la vida. Una voz picará, vital y reflexiva a la vez, que te hace pensar que tal vez no hagas las cosas tan mal o rutinariamente como pueda parecer, como para que se acuerden de ti tras el paso de los años.

Una energía refrescante, que a pesar de las durezas de su vida y la situación en la que se encuentra hace que uno desee volver a verla, mientras escuchas el sonido de una sonrisa infantil de fondo, que interrumpe la llamada. Algunos ¿qué tal, te he molestado a estas horas, o qué es de tu vida? se intercambian entre la línea del movil mientras piensas lo que fueron unos días en un refugio de montaña, unos días de reflexión y un compartir con más personas que siguen intentando descubrir el sentido de la vida.

¿Parece que siempre le doy vueltas al mismo tema, no? Supongo que sí, a pesar de los días fulminantes, las semanas inacabables o los años efimeros de intentar resucitar la esperanza que hace tiempo perdí y que a ratos recupero en la sonrisa y las travesuras de los niñ@s y jovenes de espíritu fresco que me encuentro en mi camino y que gracias a Dios todavia no entienden de política, economía o los sinsabores de la vida amarga o vacia de profundidad, pero llena de imagenes de escaparate o móviles de última generación.

Ella.Siempre hay alguna ella, abre las alas de la imaginación de los muchos momentos que "pudieron haber sido, pero no fueron". El corazón vuelve a latir con fuerza y te preguntas ¿qué hubiese pasado si...? De esta forma, una y otra vez, volvemos a empezar, deseando llenar completamente ese cuadro que es nuestras vidas con pinceladas en el corazón que descubran todos nuestros matices y contraluces, para alcanzar la felicidad.

En ese momento, entre el sueño y la vigilia, acabando otro día, no queda más que reflexionar, llorar y amar, dar gracias por los momentos que se compartieron y rezar porque vengan otros en los que se mitigue la soledad y el desasosiego diario. En donde el sinsentido de una vida, que para otros tiene sentido y no se cuestionan, simplemente se dejan llevar, quede al menos sedado, emborrachado, embaucado...por el amor sin condiciones de otra persona, en tal grado de intimidad, que el más leve roce de su piel, el simple olor de su cabello, o la más inadvertida de las caricias, hagan de este "mendigo de la vida" un "rey de la vida".







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