lunes, 30 de agosto de 2010

Reflexiones del Camino


Vuelvo a Granada dice la canción, pero creo que mejor sería decir: "Traigo una parte de otro camino a mi vida". 17 horas de autobus de vuelta dan para echar de menos muchas cosas de las sendas recorridas, los montes, veradas y bosques de madrugada, con la única compañia del sonido del báculo, y del "Buen Camino" que se iba prodigando a los peregrinos que encontrábamos a lo largo de la jornada.

Momentos de reflexión, de oración, de peregrinaje conociendo y conviviendo con gente de toda España y de otros países, sin una parada fija, ni un grupo conocido con el que seguir.

De esta manera, y sin parar de andar, he ido renovándome y conocíendome interiormente; a mi ritmo. Cada uno a su ritmo. Lo que comenzó como un viaje de 4 amigos al final, se dividió en 2 grupos. Uno a remolque por las heridas de las caidas, y el otro soñando a un ritmo algo más acelerado, con personas que se llevan en el corazón, y buscando la Verdad interior, además de los buenos ratos.

Han sido días de cansancio, charlas interminables, "meteduras entre amigos" y momentos de soledad. Momentos de ver cómo el ser humano busca incesantemente a alguien que le guíe en la vida. Y ese alguien es Jesús en nuestro caso. Luchadores de la vida, que quieren reafirmar su fe, junto a turistas sin mochila y juerguistas de viaje.

Han sido albergues de hermandad, (excepto en la cola jeje) para aquellos que ibamos con los recursos mínimos, pero con alegría de levantarse a las 4, 5 o 6 de la mañana para continuar la jornada y darnos cuenta de las riquezas que tenemos, y lo poco que las valoramos.La importancia de la amistad, el amor o la falta de este; de saber valorar aquellas cosas que nunca hemos valorado, pero que siempre hemos tenido.

Y en mi caso, de acercarme un poco más a ese Misterio que es la Vida Cristiana, de compromiso, fe y busqueda de la justicia. Me ha ayudado a como he dicho, conocerme realmente, a sentir el autentico significado de la palabra hermandad, de ver que este Camino es mi camino, pero que como Santiago "Hijo del Trueno" o Pablo de Tarso, pretendo seguir de la manera más coherente y sincera posible. Luchando y librando el "Buen Combate".

Disfrutando de lo que se me iba regalando y ofreciendo, ya sea desde la amistad de los amigos, pasando por la naturaleza y sus maravillas, o el bullicio de cada pueblo por el que íbamos pasando. Y al final del viaje, Santiago.

Una ciudad que me ha impresionado por su belleza, y que me ha ido mostrando su personalidad. Un peregrinaje que no ha terminado y que espero continuar. Una oración sincera, un deseo interior, y una mirada limpia que he recuperado un poco más.  Con peticiones que debo llevar a buen puerto, con la ayuda de la Divina Providencia que nos acompañó por todas las sendas.

Breve resumen para todo lo vivido, apenas pinceladas de lo que se ha quedado grabado en mi corazón y en mi mente (muchos buenos momentos, incluso los menos agradables). Recuperándome todavía de los esginces y cansancios, y recordando a aquellas personas que nos acompañaron a nuestro lado, delante o detrás, con heridas o risas, no quiero dejar pasar la oportunidad de al menos acercaros un poco una meta que no es meta y que a aquella persona que decide probarla como Peregrin@ auténtico le Templa el alma y regala las bondades y las armas, que solo Dios puede darnos.

Más adelante pondremos las fotos, y aunque no se cuando, ni con quién, ni cómo, espero repertirlo aunque no será igual, y terminar en el fin del mundo, quemando de nuevo todo aquello que me frena para seguir adelante, tomando fuerzas de aquel que es Vida.

Buen Camino y que la Divina Providencia te guie.

domingo, 1 de agosto de 2010

Memorias de Adriano

De alguna manera, toda vida narrada es ejemplar; se escribe para atacar o para defender un sistema del mundo, para definir un método que nos es propio.


Y no es por menos cierto que por la idealización o la destrucción deliberadas, por el detalle exagerado o prudentemente omitido, se descalifica casi toda biografía: el hombre así construido sustituye al hombre comprendido.

No perder nunca de vista el diagrama de una vida humana, que no se compone, por más que se diga, de una horizontal y dos perpendiculares, sino más bien de tres líneas sinuosas, perdidas hacia el infinito, constantemente próximas y divergentes:


LO QUE UN HOMBRE HA CREIDO SER, LO QUE HA QUERIDO SER Y LO QUE FUE.